El esfuerzo por dominar otro idioma estira la mente y expande nuestra capacidad de aprender de manera más general. Por lo tanto, los estudiantes que aprenden un segundo idioma obtienen mejores resultados no solo en su primer idioma, sino también en otras materias. El griego es especialmente beneficioso a este respecto debido a lo riguroso de su gramática y la flexibilidad de su sintaxis. El vigésimo séptimo presidente de Estados Unidos, William Howard Taft, quien, como la mayoría de los presidentes de Estados Unidos antes de la Segunda Guerra Mundial, se formó en griego y latín, ha resumido los beneficios de esa formación de manera incisiva: “Además de la disciplina mental que proporciona el estudio de ellos, son más útil en la cuestión del estilo inglés correcto, en sentar bases sólidas para la construcción gramatical y en proporcionar una base para el estudio de todos los idiomas modernos ".